Ella es la primera mujer que se convirtió en alcaldesa en la década de 1950
Si bien su elección no fue a través del voto popular, sino por nombramiento, el hecho de que una mujer llegara a convertirse en alcaldesa de un distrito andino, donde el machismo estaba profundamente arraigado, fue una verdadera hazaña. Este hecho se produjo en 1957, solo dos años después de que se reconociera a la mujer peruana su derecho a elegir y ser elegida
Este acontecimiento tuvo lugar en
el distrito de Rahuapampa, provincia de Huari, cuando este pueblo, que
hasta entonces pertenecía a la jurisdicción de Huachis, se convirtió en
distrito el 11 de octubre de 1957. La persona indicada para asumir la dirección
del nuevo municipio fue la profesora Paula Alfaro Cueva, quien de esta manera se
convirtió en la primera alcaldesa de la localidad.
Ser la primera autoridad de un nuevo distrito no debió ser tarea fácil,
pero los pobladores que la conocieron coinciden en que hizo de la pulcritud su
bandera y de la empatía su huella indeleble.
“Ella misma visitaba las casas para
verificar que estuvieran limpias por dentro y por fuera. Si no
barrías te ponían multa. Y todos los que tenían sus tiendas o
vendían papas o lo que sea, tenían que tener mandiles blancos y limpios para
poder vender. Todo era muy ordenado”, cuenta una veterana pobladora de Rahuapampa.
La última de sus nueve hijos, Rosario
Villavicencio Alfaro, destaca que la mayor inspiración de su
madre fue la caridad. “Se preocupaba mucho por la gente pobre y por la
educación; ella fue la promotora para que se creara el local de la escuela
primaria, la iglesia –ella era muy católica- y también el colegio, porque
por esa época su hermano, Arcadio Alfaro, era diputado.
Su motivación era el progreso de la población”, precisa con
ineludible orgullo.
UNA VIDA
LONGEVA
Paula Alfaro nació el 26 de enero de 1914 en
San Marcos, y su vida se prolongó hasta el 8 de diciembre de 2018, fecha de
su fallecimiento en la ciudad de Lima a la edad de ¡105
años!
“Siendo la mayor de sus
hermanos, fue la única que sobrevivió tantos años y con toda
lucidez. Ella entablaba una conversación de lo mejor, solamente
tenía dificultades para caminar. Le gustaba hablar de sus recuerdos y estaba al
día con las noticias”,
cuenta su hija.
Por cosas del destino, o quizá por efecto colateral de los gafes del
oficio —ella fue profesora en la
desaparecida escuela de Capilla Ragra de Rahuapampa—, doña Paula echó
raíces en Rahuapampa al casarse con Oswaldo Villavicencio, el
hacendado rahuapampino de Termópilas y Huayobamba. Tras
su matrimonio dejó la docencia para dedicarse a su hogar, pero en ese ínterin
se produjo la devastadora Reforma Agraria que obligó a la familia a migrar a
Lima dejando no solo tierras, sino también vivencias y recuerdos.
“Mi madre fue adelantada para su tiempo”, dice Rosario. Y qué duda cabe. Hoy
dirían de ella, usando ese término tan recurrente y manido, que fue una
emprendedora. Y lo fue. Pero por sobre todo fue una pionera en un
pueblo rezagado del Perú.
Crédito foto: Facebook Arcadio Alfaro Cueva. Edición fotográfica: Roberto Fuster.
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