La primera mujer en dirigir la Contraloría General de la República fue ancashina

 


Chingas es un distrito de la provincia de Antonio Raimondi que en los últimos años está  ganando  fama por sus choclos, que ya están en el radar de los chefs  más prestigiosos del Perú. Precisamente en ese lugar nació Luz Áurea Sáenz Arana, quien fue la primera mujer en dirigir la  Contraloría General de la República entre los años 1987 a 1992. Hasta entonces ninguna mujer ni ningún ancashino de la zona de los Conchucos había llegado a ostentar un alto cargo en el Estado.

 

La doctora Sáenz es abogada de profesión y ha sido decana del Colegio de Abogados de Lima y actualmente, además de conferencista, es profesora en Derecho Constitucional de la Universidad Nacional Federico Villarreal. Con ella sostuvimos esta entrevista, que refleja su sencillez y  su vínculo latente con su región.

 

Doctora, usted es una ilustre personalidad del país y  de Áncash. Cuéntenos un poco de su origen.

Cuando  nací mi provincia era Huari, y Huari es, hasta ahora, la provincia más grande  y en esa época era mucho más grande todavía  porque de ahí  salieron las provincias  de Fermín  Fiztcarrald, de Asunción y la provincia de Antonio Raimondi. Ahora soy de Raimondi, pero nací en Chingas  cuando era Huari.

 

¿Usted tiene presente a su terruño o ha roto el vínculo?

Yo siempre me he mantenido muy vinculada al departamento de Áncash, y he sido  directiva del Club Áncash, conozco a mucha gente ancashina y de mi pueblito natal también. Siempre mantengo reuniones amicales interesantes  y cuando he podido servir también  he servido,  y bastante.

 

¿Qué es lo que más recuerda de Chingas?

Recuerdo mucho mi infancia. Yo he crecido en el campo. Nosotros teníamos una ganadería vacuna,  producíamos leche y quesos. En las tarde nos íbamos a los corrales a chiquerear becerros, a separar a los becerritos de su madre para sacar la leche. He ido varias veces a Chingas, pero no siempre.

 

¿Tiene  añoranza por algún potaje típico de su tierra?

Por el picante de cuy y los jamones ahumados de pierna de cerdo. Sobre todo hay un cerdo negrito, chiquito, de patitas blancas, que les dicen mullish cuchi, esos dan chicharrones riquísimos y también el jamón ahumando. El jamón ahumado es de la pierna del cerdo, se adereza con ajo, ají amarillo, sal; lo maceras varios días y lo cuelgas en la cocina porque antes se cocinaba con leña y con ese humo se ahumaba. Por eso se llama jamón ahumado y eso era riquisisímo. Creo que ahora nadie hace eso en nuestra tierra, es escaso, imposible,  primero no hay  ni cerdos (ríe).

 

A veces resulta increíble cómo de lugares tan recónditos del Perú hay personas que como usted alcanzan el éxito y logran destacar. ¿Cómo se consigue eso? ¿Cree que uno nace predestinado?

Yo  no considero que he alcanzado nada, simplemente yo estudié una carrera –soy abogada- que  más o menos es propicia para cargos así. Yo lo único que quería es administrar justica y quería ser parte del Poder Judicial. Cuando yo entré a ser fiscal de Lima, las fiscalías eran parte integrante del Poder Judicial, después, con la Constitución del 79 se separó, y como tal me inicié como fiscal Provincial de Lima. He sido fiscal Superior de Lima, también he sido fiscal Nacional en  Delitos de Contrabando y Tributarios, y de ahí he sido contralora general.

 

¿Usted siempre quiso ser abogada?

Siempre, desde niña. Yo he vivido en Huari y veía  que allí a los abogados y a los  jueces los respetaban mucho.  Y felizmente que en ese lugar y en esa época el juez tenía un comportamiento muy bueno, entonces era  muy querido y yo siempre decía “qué bueno, la gente se calma, la gente  comprende y entiende  que le ha devuelto su tranquilidad con hacerle una buena sentencia y a  mí también me gustaría tener la misma actividad”, decía yo desde niñita.

 

 

¿Cómo recuerda su cargo de contralora del Perú?

Es un cargo bien difícil, muy complicado, pero muy importante para el país porque el contralor se dedica a hacer el control de la correcta aplicación de los recursos del Estado, sobre todo de los dineros del presupuesto público y su ámbito de acción es a nivel nacional. Todas las entidades del Estado, todas las instituciones que manejan los recursos del Estado, están sujetos a control y la máxima autoridad en materia de control es el contralor.

 

¿Debe haber sido una alegría personal y familiar ocupar tan importante cargo, no?

Fue una alegría para todos porque  fui la primera mujer en llegar a ese cargo en el Perú. Y eso no quiere decir que fuese una situación excepcional, sino que hay tanta falta de reconocimiento a la mujer, tanta discriminación  -porque todo es para los hombres y nada para las mujeres-, y eso fue algo positivo para mí y para la familia.

 

Cuando se llega a ocupar esos máximos cargos se pierde el horizonte. Es decir, ¿se le sube el humo a la cabeza?

Nunca. Al contrario, las personas que llegan a tener altos cargos, tienen el  deber  y la obligación de servir a todos mejor que nadie; hacer el bien para todos; trabajar y servir a nuestra gente.

 

¿Qué consejo le daría a la juventud de su tierra siendo usted un ejemplo de que si se estudia se triunfa?

Que escuchen mucho a la gente mayor en quien ellos reconocen valores y son confiables, y que respeten mucho a sus padres y que nunca se sientan menos que nadie.  Los niños y jóvenes tienen  que saber que el único camino para prosperar, para colocarse en la vida y vivir de tu trabajo,  y vivir adecuadamente, es la educación. Nunca dejen de estudiar, desde transición,  primaria, secundaria y hasta donde se pueda, de acuerdo a la posibilidad que tengan. Y que se alimenten adecuadamente y duerman bien como una forma de prolongar la vida y de mejorar la inteligencia y la salud. Descansar bien, levantarse temprano, colaborar mucho en su casa, ser amables con todos, y estudiar, estudiar, estudiar; y leer, leer,  y conversar con la gente que conoce y sabe. Y siempre hay que tener un ángel de la guarda,  alguien en quien apoyarse,  alguien en quien confiar porque te va salvar de muchas circunstancias. El ángel de la guarda puede ser algún hermano, alguna hermana, alguien de la familia que da la vida por ti, que  te quiere mucho,  que te acompaña, que te respeta mucho. (Entrevista: Juan Jesús Andía Martínez).

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